Resulta incompleto, inexacto y hasta ofensivo definir al fútbol por lo que pasa dentro del rectángulo verde durante esos 90 minutos y monedas. Eso es sólo el partido, el punto donde convergen miles de historias de previas y rituales diferentes. Cada quien lo vive a su manera, pero para el hincha, el día de partido es un día aparte. Uno que se espera con ansiedad toda la semana y en el que se respira un aire distinto, cargado de expectativa y de alegría por el encuentro con los amigos y las caras conocidas en el trayecto hacia la cancha. Si hay problemas en el laburo o si la plata ya no alcanza para nada no importa tanto, porque hoy juega el “Deca”.
Pero hay un problema que sí importa. En este 2020 tan abierto a las posibilidades más insólitas, es perfectamente posible que lo que debiera ser una romería celeste y blanca en pausada peregrinación hacia el Monumental “José Fierro”, se parezca más bien a un 1 de enero a la siesta. Faltan apenas dos horas para el choque contra Unión, por la tercera fecha de la Copa de la Superliga, y lo único que sugiere que allí se jugará un partido en breve es la presencia de efectivos policiales, en cantidad no apabullante pero igualmente desproporcionada para un evento que no admite (y quién sabe hasta cuándo seguirá sin admitir) espectadores. A esto nos ha llevado la pandemia: a una versión insulsa del fútbol, que extraña horrores ese festival para los sentidos que eran las previas en las inmediaciones del estadio. Para colmo, la proximidad de la tormenta tampoco ayuda: en las esquinas no hay nadie, sólo algún que otro comerciante que, desde el umbral de la puerta, espera el día en que todo -en especial las ventas- vuelva a la normalidad.
Por ahora, sólo se permite el ingreso a la prensa al estadio. Poquito, pero es algo. Tras el control de identidad y toma de temperatura en la puerta, se imparten algunas indicaciones de seguridad, como la de mantener el distanciamiento y limitar la circulación sólo al área de la platea techada. Para los periodistas, es un reencuentro largamente esperado, con sus colegas y con las coberturas desde el estadio, las de verdad, las que se disfrutan. En las cabinas de transmisión, la voz de los relatores vuelve a inundar el espacio. “Tanto hemos padecido, tanto hemos esperado para volver a la cancha a ver a Atlético”, suelta uno frente al micrófono. Desde lejos se lo escucha con claridad, tanto como el cantar de los grillos. Porque hay que estar ahí para dimensionar debidamente lo que pesa el silencio ante la ausencia de los hinchas. Es un ambiente muy extraño. Durante el partido, se escucha todo: los gritos, los reclamos al árbitro, los toques de la pelota, las indicaciones de los técnicos. Es como si le hubieran puesto un micrófono a todos los actores del partido. Y cada vez que la pelota se va a la tribuna, no hay nadie para devolverla. Ni para gritar los goles de Heredia, Toledo y Alustiza, o para festejar los atajadones de Lucchetti. Sólo banderas que ondulan mensajes de aliento con el viento.
Atlético ha vuelto a ganar: van tres de tres, con puntaje perfecto y nueve goles a favor. La clasificación a la siguiente fase está al alcance de la mano. Pero la alegría no es completa. Porque falta la gente. Falta el color. Falta la música. Como faltarán también el jueves, contra Racing. Mientras el “Deca” siga derecho, será un poco más llevadero para los hinchas. Sólo queda esperar que no pase mucho más tiempo antes de que esta distancia incómoda pase a ser, de una vez por todas, apenas un mal recuerdo.
Corazón “Decano”
Sin cambios con un horario
Finalmente, el partido con Racing se jugará nomás el jueves en el Monumental, desde las 21.15. Una versión de ayer indicaba que podría adelantarse para las 19.15. Pero el dirigente Silvio Nava confirmó el primer horario.
La vuelta al trabajo
Los que fueron titulares (más Risso Patrón y Lotti, que entraron en el primer tiempo) hicieron ayer trabajo renegerativo en el complejo de Ojo de Agua. El resto, físico con fútbol reducido.
Los lesionados
Ramiro Carrera presenta un desgarro en la zona de unión entre los músculos glúteos e isquiotibiales. Y Fabián Monzón sufre una contractura del isquiotibial izquierdo. Se están analizando los estudios que se les practicaron, para conocer la gravedad de las molestias. Mientras tanto, Nicolás Aguirre y Gustavo Toledo trabajan en la parte física. El “Bicho” sólo jugó el amistoso con Central Córdoba y le costó recuperarse de su fascitis plantar derecha. Mientras que el defensor se lesionó en el juego ante Independiente, en el gemelo de la pierna derecha.
Controles obligatorios
El martes se realizarán los hisopados obligatorios de 48 horas antes de cada partido a todos los integrantes del plantel. En esta semana ya cumplirá su etapa de aislamiento el defensor Guillermo Ortiz, por haber dado positivo por covid-19 previo al partido desquite ante Independiente, por la Sudamericana.